viernes, 10 de mayo de 2013

La fabricación de uniformes y la vuelta al cole



Los uniformes escolares tuvieron mucha importancia hace mucho. Ahora apenas se utilizan.
Las prendas escolares obligatorias no solo marcaron un antes y un después en la forma de educar, sino que hablan de la época en la que estuvieron envueltas. Esas prendas y trozos de tela tienen mucha historia que contar. Por aquella época, la educación era muy estricta. La vuelta al cole no era de lo más divertido, pero aún así los niños estaban encantados. Se conformaban con poco porque no conocían otra cosa. Era la forma de dar las clases. Los profesores eran duros, muy exigentes, y los castigos ahora serían impensables. Tal vez por eso no protestaron demasiado cuando se impusieron los uniformes de forma obligatoria. Si ahora intentáramos imponer algo a algún alumno, cuanto menos acabamos denunciados por la APA.
¿Por qué surgieron? Son varios los motivos que ayudaron que esta indumentaria cobrara tanta importancia. Por aquel entonces, los colegios estaban dirigidos y gobernados por órdenes religiosas. Y ya se sabe lo estrictas que son. Para evitar confrontaciones innecesarias, envidias, diferencias y discriminaciones y para promover la humildad, tomaron la determinación de establecer los uniformes escolares como elemento obligatorio. Los había de todo tipo de formas y diseños. Los colores correspondían normalmente a los del escudo de cada colegio. Antiguamente, las normas del decoro y el protocolo de comportamiento eran también bastante rígidos. Las prendas no dejaban ver mucha carne, digámoslo así. Las niñas iban recatadas, y los niños parecían hombrecitos, preparados ya para ser los cabeza de familia.
Ellas llevaban falda y camisa, chaqueta abotonada y algún sombrero a juego. Los leotardos eran indispensables. Ellos, en cambio, iban elegantemente vestidos con sus pantalones y sus polos blancos. Por aquella época las diferencias entre clases eran bastante pronunciadas, por lo que decidir establecer uniformes para todo el mundo fue una idea muy acertada. No había discriminación, salvo quizás en los zapatos y los abrigos. La gente más acaudalada poseía abrigos de mayor precio y calidad. Y los zapatos poseían hebillas más caras y portentosas.
La fabricación de uniformes escolares nunca fue algo barato o ligero. Se hacían al detalle, en concreto, a medida. Tenían que tomarle las medidas a los niños para que les quedara como un guante, y es por eso por lo que se esforzaban tanto en mantenerlos limpios toda la semana. No podían permitirse comprarse otros cada vez que se ensuciaban o se rompían. A diferencia de las clases adineradas, que sí se permitían el lujo de trastear en el recreo y jugar con total libertad.
Actualmente los uniformes escolares han perdido mucha importancia, a pesar de que siguen existiendo colegios e instituciones privadas con reglas estrictas muy acentuadas. Ahora mismo, la libertad de expresión individual ha impedido que la gente acepte el uso del uniforme, sobre todo las adolescentes, que siempre buscan destacar de las demás.

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